Comparto el comentario de Patricio. Me ha pasado salir a la calle y tener la sensación de que la gente se reía o se burlaba de mí. Me pasaba muy amenudo, hasta trataba de evitar salir a la calle por ese motivo. Hasta que me di cuenta que esas sensaciones provenían de mi propia inseguridad. De la falta de concocimiento de mi mismo. Con los años he aprendido a conocerme y a aceptarme tal cual soy. Con mis virtudes y mis defectos y de ese conocimiento ha surgido la tranquilidad y la seguridad que necesitaba. Y esas sensaciones han desaparecido.
Ahora tengo una hija con una discapacidad intelectual y motora severas. Y cuando salgo a la calle con ella veo en el rostro de la gente que nos cruza (especialmente los niños que no disimulan :-) miradas de todo tipo, curiosidad, sorpresa, compasión, agrado, desagrado, etc, y las comprendo como reacciones de gente que no está acostumbrada a convivir con personas con alguna discapacidad. Yo trato de cruzar esas miradas con una sonrisa agradable o (sobre todo si son niños) invitarlos a acercarse, para que conozcan a mi hija con un "viste la nena? se llama Camila". Creo que el conocimiento del otro ayuda a evitar situaciones de insensibilidad y burla.
En resumen, conocerce a uno mismo, aceptarse con virtudes y defectos, estar tranquilo con uno mismo, conseguir la seguridad para poder enfrentar todo tipo de situaciones y el amor vendrá solo como dicen muchos otros comentarios.
"La felicidad puede ser imperfecta"
"Nadie dijo que la vida tenga que ser fácil"
Abrazo.-